Luisa y Marisa se conocieron un día de primavera. Luisa jugaba con una pelota y Marisa con una cuerda. Cuando se cansaron, se intercambiaron los juguetes. Poco después, se dieron cuenta de que jugar juntas era todavía más divertido que jugar solas.

Desde entonces, no han parado de jugar y de contarse cuentos la una a la otra. De esta manera, han aprendido un montón de juegos y cuentos diferentes.

A veces, cuentan con los juegos, otras veces, juegan con los cuentos y muchas veces, se inventan juegos y los cuentos aparecen casi por arte de magia…


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